viernes, 3 de agosto de 2007

Sobre LOS ISLEÑOS

HO’OPONOPONO!!!
Esta mágica palabra fue un regalo de un ángel llamado Martha. Ayer estuve explorando por la red, buscando sus ecos en otras páginas, maravillándome con la sorpresa y compartiendo la dicha del descubrimiento con familiares y amigos.
También la quiero compartir contigo, si quieres pincha aquí Ho’oponopono
En realidad no pienso hablar del Ho’oponopono, sino del Hawaiano que lo dio a conocer, su nombre es Dr. Ihaleakala Hew Len, o más bien del entorno donde vivió, Hawai. Bueno, en realidad de lo que quiero hablar es de las islas volcánicas como Hawai, Tahití, Madeira, Açores, Canarias, etc...
Tengo el privilegio de vivir en Canarias desde hace 16 años. Hasta ahora no he tenido la fortuna de visitar Hawaii, Tahití, Madeira o Açores aunque si he podido ver documentales sobre las islas, que es otra manera de viajar. Cuando veo esos documentales encuentro un paralelismo tan estrecho entre el territorio y las gentes, que a veces no se distinguir cual es cual.
Decir que vivir en una isla, en medio del océano es algo muy especial, es de cajón, pero lo que mucha gente no sabe, a veces los mismos isleños tampoco, es que vivir en una isla volcánica es como vivir en un parvulario. De hecho yo suelo llamar a mi isla, Tenerife, “La Escuelita”.
Que nadie se me ofenda, lo digo con amor. Creo que todas estas islas tienen en común algo que las diferencia netamente del continente: La sencillez. En las islas volcánicas las cosas son más sencillas, no es que no haya una cierta complejidad, que la hay, solo que ésta es más fácil de desenmarañar que si vives en el continente. Me voy a explicar con algún ejemplo: La Geología. Cualquiera que quiera aprender de Geología encontrará muy provechoso visitar cualquiera de estas islas, al ser volcánicas suelen ser muy recientes (en términos geológicos), por lo que comprender temas como la Orogénesis, la Erosión, la formación de minerales y menas, etc, se hace muy sencillo. Del mismo modo aprender y conocer acerca de Fauna y Flora, su evolución, los endemismos y otras ventajas propias de la insularidad, hace a las islas sitios ideales para aprender. De hecho la Teoría de la Evolución de Darwin se lo debe todo a este tipo de islas, y lo mismo se puede decir de Humboldt. Me alargaría innecesariamente hablando de las islas y la Astronomía, Oceanografía, etc. pero la comparación va mucho más allá: A nivel humano, sociedades, cultura, ritos y creencias comparten esta característica tan especial: La sencillez. La gente isleña, que vive en la desnuda aridez de los paisajes volcánicos puede parecer a los que vienen de fuera –más palaciegos- gente tosca y rústica. No es así, a poco que uno los va conociendo son profundos como sus mares, pero claros y limpios como el aire fresco que los recorre. La gente isleña suele ser piadosa y tiene buenos motivos para serlo, siendo como es peligroso adentrarse en su mar, y vivir arrebatándole sus frutos. Tampoco es fácil la vida entre montañas, al filo de los riscos, dónde sólo las cabras están a sus anchas. En la medida que el comercio, el turismo y la conexión con el continente se hace mayor, estas características se van difuminando, cuesta mucho más ver esa sencillez. Por eso me gusta vivir aquí, en mi “Escuelita”, dónde no ceso de aprender, entre el cariño y el amor de mis compañeros de parvulario, que, curiosos como yo, apoyados en la seguridad que da conocer desde lo sencillo exploran el complejo Universo dónde vivimos.
Y aquí es dónde quería yo llegar. ¿Pincharon el link de mas arriba para saber acerca de
Ho’oponopono?, ¿No?, Pues ahora pueden hacerlo. Verán al isleño en su salsa. Con una concepción del mundo única y maravillosa, pero sobre todo profunda y sencilla. Esa es la mejor aportación que hacen los isleños, sencillez.