martes, 12 de mayo de 2009

Sobre el Infierno




El infierno existe.
¡¡¡Qué extraño!!! Tener que decir esto después de casi 30 años de ateísmo incrédulo. Hasta ahora había considerado el Infierno como un tema anticuado y rancio de los curas, como el “coco” con que nos asustaban cuando niños para que nos portáramos bien, pero ahora, a mis 52 años, como quien descubre el Mediterráneo por primera vez, descubro que el Infierno existe.
Claro que no existe como un lugar: Aquel sitio, bajo tierra, donde los diablos con tridentes atormentan a los pecadores, con los calderos de aceite hirviendo y toda esa mierda...no, no, no.
No es un espacio, pero si es un tiempo, o mas exactamente es donde pasamos el tiempo en el que no estamos “aquí y ahora”.
Me explico: Cuando me dejo ganar por las nostalgias del pasado, cuando me entusiasmo con las expectativas del futuro me llevan los demonios. El infierno es dejar de vivir el presente, el “aquí y ahora”, que es lo único que tenemos, y dedicarnos a pensar-sentir en el pasado o en el futuro. Cuando revivimos recuerdos descendemos a los infiernos, cuando deseamos y especulamos sobre como van a ocurrir las cosas, estamos poniendo a hervir las calderas donde caeremos debido a la frustración.
Cuanto más lo pienso más claro lo veo. El año pasado después de recibir en el Camino de Santiago la gracia de la Iluminación (aunque me duró poco por que soy muy bruto), pude comprobar por mi mismo que el Cielo estaba aquí, todo era cuestión de estar conectado, pero no me daba cuenta que por eso mismo también está el Infierno, que, claro está es estar desconectado. En aquel momento aún tenía suspicacias con la tradición religiosa y no podía entender que lo mismo que no hacía falta esperar a la Muerte para estar en el Cielo, unido a la Divinidad, tampoco hacía falta morirse para estar en el Infierno, son contemporáneos nuestros, están accesibles en todo momento, todo consiste en vivir el “aquí y ahora”, o descolgarse entre recuerdos y expectativas.
Ya sé que no es nada nuevo lo que estoy diciendo, que hace siglos y siglos que se viene diciendo, y que yo lo habría oído infinidad de veces, pero hoy ha llegado el justo momento de “darme cuenta”. Perdonar mi brutalidad y mi tardanza en llegar, perdonar por todo el rodeo que tuve que pegar; aunque haya sido bonito, visto desde aquí, no puedo dejar de pensar en ello como una pérdida de tiempo y...justamente ahora, sin darme cuenta, estaba abriendo la puerta de mi Infierno preferido: El Pasado, por poco...
Hay que estar alerta, el rabo del demonio no descansa y en cualquier momento estaremos dándole vueltas a la “matraquilla” (disco rallado) de lo que sucedió, o estaremos soñando despiertos con nuestros deseos, muy sutilmente el diablo habrá hecho nido en nosotros y, sin tufo de azufre, estaremos en nuestro Infierno privado, cociéndonos a fuego lento, esperando que pase la cuchilla para hundirnos en la mierda...