martes, 23 de octubre de 2007

Sobre el CALENTAMIENTO GLOBAL








No es una nueva información, no es conocimiento, no es mas que una mera intuición, una sensación visceral, un horror arcaico que se despereza lentamente en mi estomago:
¿Se está cavando de nuevo la zanja?.
A la zanja que me refiero es a la que ha dividido a la Humanidad siempre, precediendo una guerra. Es la zanja que separó a los españoles antes de la Guerra Civil, es la que dividió Europa antes de la Guerra Mundial, es la que dividió al Mundo en la Guerra Fría.
¿En qué lo noto?¿Cuáles son los síntomas?.
Haber vivido la posguerra española, y particularmente la Guerra Fría me ha hecho sensible. Como todo aquel que se ha roto un hueso y cuando va a llover le duele allí dónde se dio el golpe.
No puedo sino dar palos de ciego y todo lo que diga puede rebatirse racionalmente sin el menor esfuerzo, pero cada día más veo como la zanja se va abriendo a mis pies y cada día más veo que, sin remedio, tendré que saltar a un lado o al otro, o me caeré dentro.
Desde la caída del Muro de Berlín, el crepúsculo de las ideologías y la indiscutible superioridad bélica de Estados Unidos, parecía que la Zanja se estaba cerrando y salvo en algunos “puntos calientes” del planeta, se había convertido en apenas una grieta que podíamos salvar impunemente. Nada que ver con la época anterior, donde la polarización ideológica implicaba hasta las instancias más alejadas del poder político y militar. Ser heterodoxo en esa época era muy peligroso y difícil. O eras de izquierdas o de derechas, o eras progresista o conservador, o eras pro yanqui o pro soviético, o eras liberal o eras conservador. En resumen el mundo era maniqueo y por supuesto ser alguien o algo más complejo no podía quedar impune.
Pero la caída del Muro de Berlín marcó un punto de inflexión. Tal vez permaneciera la Zanja, pero ahora podíamos ir rellenándola, saltarla e incluso bromear sobre ella sin riesgo de nuestra integridad. Desde luego que seguía habiendo gente interesada en que la Zanja siguiera abierta, pero parecía que habían perdido fuelle, parecía que el pánico que pasamos tras la Crisis de los Mísiles nos había preparado para respetar al otro y para hacernos respetar, pero esta vez desde el ingenuo amor que predicaban los hippies, o desde las nuevas oportunidades que nos ofrecía el Mercado Global.
Cambio de turno. La Zanja se está abriendo de nuevo.
En el fondo de mi corazón y pese al terror que siento por este nuevo proceso, si me elevo sobre nuestro planeta y lo miro desde más allá de La Galaxia, allá donde Dios habita, pienso que lo que pasa no tiene más importancia, y que es algo doloroso que seguramente tiene que pasar para que algo mejor nos pueda suceder.
Pero si lo veo a nivel de calle, a nivel de barrio, a nivel de país tengo miedo. Estoy viendo a la gente tomar posiciones, parapetándose, cargándose de “informaciones” con una buena carga de dinamita, descargando sus opiniones con una contundencia propia de una era totalitaria, justo ahora que con Internet estamos asistiendo a la hipermultiplicación de opiniones ampliamente contradictoria, lo que debería hacernos más tolerantes.
No me cabe duda que en esta sociedad occidental de excedentes de recursos, tanta “información”, tanta “opinión”, desconcierta a más de dos y que surja la necesidad de algo que cristalice, unifique y compendie todo este desbarajuste. ¡¡¡Se acabó la Heterodoxia, es la hora de la Ortodoxia!!!.
Para muestra un botón: El Calentamiento Global.
Esto, que empezó como una hipótesis de trabajo en algún Departamento de Investigación , ha funcionado como funciona un buen incendio (si es que los hay buenos), fue la chispa que está haciendo arder un buen montón de material combustible, que al parecer sólo estaba esperando que llegara este catalizador. De cómo saltó de hipótesis científica a caballo de batalla de los grupos ecologistas, pasando por los gobiernos de Los Verdes al Protocolo de Kioto, para llegar al Premio Nóbel del exvicepresidente de los USA Al Gore no puedo decir, pero lo cierto es que ha corrido un largo camino y ahora ha pasado de ser una hipótesis científica a una VERDAD tan indiscutible como amenazante.
Tal vez sea porque soy friolero, tal vez porque alguna vez fui casi científico, pero nunca me he dejado convencer por lo del Calentamiento Global, mucho menos alarmar, pero lo que si me alarma ahora es que el calor de las discusiones si está subiendo de temperatura, el territorio que están conquistando las llamas del posicionamiento frente al Calentamiento Global se está desbordando más allá de los límites de lo discutible y acordable, están ardiendo a los pies mismos de la Zanja y la está ahondando muy rápido, la tolerancia, la armonía están peligrando.
Lo último han sido las declaraciones desafortunadas de Mariano Rajoy, que parece marcar con su posición sobre el Calentamiento Global, una marca más de la división y lo que mas me pica, que, sin quererlo me alinea en el lado de la Zanja dónde están los del PP, ¡¡¡A mí, que siempre he votado a las izquierdas!!!

martes, 16 de octubre de 2007

Sobre el DINERO


Hablar sobre el dinero es como hablar de todo y cada una de las cosas, de lo humano y de lo divino, ya que la principal de las funciones del dinero consiste en cuantificar los valores asociados y, nos guste o no, todos necesitamos conocer las valoraciones propias y ajenas, tener un elemento de comparación. Este comparador es el dinero, por ser la herramienta más universal de que disponen los seres humanos.
Voy a intentar tocar los tópicos más convencionales y, aunque creo que no voy a descubrir nada nuevo, voy a aportar mi último punto de vista.
Digo mi último punto de vista por que en lo tocante al dinero, como en cualquier otro tema de la misma profundidad, no hay una “última frontera”, sino que cada día aprendemos cosas nuevas y de repente un paradigma se nos desploma para dar paso a otro.
Cuando era un adolescente pensaba que tenía menos dinero del que necesitaba y merecía, también que existían personas que disponían de más dinero del que nunca necesitarían y merecían, de ahí, en justicia, el rebelarme contra eso, ponerme del lado de otros desheredados como yo, hacerme socialista-comunista y reclamar el reparto de todos los bienes.
Después, con los años fui conociendo lo que era obtener más dinero y observar como mis necesidades iban aumentando paralelamente, siempre por delante de mis ingresos. También comprobé que el tener más dinero no me hacia más feliz, incluso que el dinero podía ser peligroso si se manejaba de una forma irresponsable. Poco a poco empecé a comparar el dinero con la corriente eléctrica, o con el agua, y empecé a tomar distancia con el símbolo más abstracto del poder.
Hoy a mis cincuenta años, tengo que dar gracias a Dios y reconocer que me ha dado siempre más de lo que necesitaba, y afortunadamente no demasiado, de manera que la responsabilidad que me ha tocado nunca ha sido excesiva, y me ha permitido vivir de una manera tranquila.
Muchas veces la gente me ofrece lotería, cosa que yo suelo rehusar. Se asombran de que no compre lotería ni en Navidad. Si se interesan por esa rareza les explico de mi temor por hacerme rico de golpe, les cuento de cómo, salvo una excepción, todos los que he conocido que han llegado a ser multimillonarios bruscamente han acabado mal.
Todos, sin excepción, me contestan con una sonrisa de suficiencia que a ellos no les importaría probar. Todos creen que es cuestión de controlarlo bien, y, cuando les oigo me acuerdo de aquellos pobres adictos a la heroína, que, deslizándose por el tobogán hacia la muerte, decían lo mismo: “Yo controlo...”. También les explico que a mi me tocó la lotería sin jugar, y fue el caso de un amigo excepcional que repartió el premio entre sus amigos ( es la única excepción que conozco de un premiado por la lotería que no se volvió en su contra).
¿Por qué este temor a la riqueza?. Bueno, no es temor a tener riqueza, es temor a alcanzarla de forma súbita. Por otra parte yo me considero una persona rica, atendiendo al dicho de: “No es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita”. Desde luego, haciendo la odiosa comparación cuantitativa tengo mucho menos dinero que Bill Gates y mucho más que muchos miles de africanos. Pero esta comparación, con todo y ser cuantitativa, dice muy poco acerca de mi riqueza relativa, de la calidad de mi riqueza.
La gente se sorprende y me preguntan:
¿No te gustaría tener mucho dinero?. Pues sí y no, para mí el dinero significa responsabilidad, y mucho dinero mucha responsabilidad, como soy un poco irresponsable y perezoso no quiero mucho dinero, sólo el que pueda manejar. Por otro lado pienso que si tuviera mucho dinero podría acometer muchos planes, ayudar a mucha gente y ayudarme, pero no sé hasta dónde mi ego me iba a dejar manejar la situación, sin que acabara volviéndose contra mí.
¿Envidias a los ricos?. Está claro que no, al contrario. Me producen una mezcla de sentimientos, por un lado los compadezco, por otro lado los admiro. Los compadezco porque ellos tienen al dinero pero el dinero los tiene a ellos, los admiro siempre que sepan usarlo para ayudar a vivir y a prosperar al resto de la comunidad, cosa que a mí se me antoja bien difícil.
¿Piensas, como antes, que habría que quitar el dinero a los ricos y dárselo a los pobres?. No, en absoluto, por lo que pude ver con mis ojos en la Cuba socialista de Castro, en el México de la Revolución y por lo que he aprendido de revoluciones socialista y comunistas, lo único que consiguieron fue acabar repartiendo la miseria y acabar con la prosperidad de las naciones.
¿Piensas que el capitalismo es un sistema malvado e injusto?. No, es un sistema económico de seres humanos para seres humanos. No creo que sea mejor ni peor que alguno de los sistemas del pasado, pero sí mejor que los experimentos sociales del siglo XX, que en aras de la Causa de la Humanidad tantas vidas se llevó por delante. Pienso que el capitalismo es una etapa en la evolución de los seres humanos y que sólo cuando nos podamos elevar por encima de él comprenderemos su necesidad y podremos juzgar sobre su bondad / maldad.
¿Te parece bien que haya millones de personas muriéndose de hambre y que otros despilfarren los recursos de la tierra?. No, no me parece bien, no me gusta en absoluto que pase así, como tampoco me gustan las guerras, ni el terrorismo, pero, lo mismo que expliqué cuando hablé de esto último, la solución mejor no es la que pasa por el camino más corto y utópico de repartir los bienes. De todas maneras si quiero decir dos cosas, aunque me pese:

1ª Las VICTIMAS del hambre, también tienen su responsabilidad. En esos países de hambres endémicas tienen también las más altas tasa de natalidad. Las ayudas que reciben de los países ricos suelen agravar más su situación, pese a la mejor de las intenciones, esas ayudas indiscriminadas reducen las tasas de mortalidad infantil, pero luego ¿quién se preocupa de los niños salvados, los adolescentes, los adultos y los viejos? . Además muchas veces esas ayudas sólo sirven para perpetuar regímenes políticos corruptos, o situaciones insostenibles..
2ª Los despilfarradores de recursos, son menos de lo que parece. Tener muchos recursos obliga a sus poseedores, mas de lo que los libera, de lo contrario caen en una espiral de vicio y desenfreno que acaba rápido con ellos. Yo también he visto los documentales donde los súper-ricos hacen gala de sus riquezas. No pueden consumir toda su riqueza en lujos, no pueden dedicar todo su tiempo y salud en el placer, tienen que invertir su fortuna y estar al tanto de la gestión de sus administradores, tienen que invertir en negocios productivos (claro que es más productivo un negocio de armas que un arrozal, pero el primero se puede volver contra ti, el segundo no), tienen que velar por que la comunidad en la que su riqueza tiene reconocimiento no pierda valor, por mejorar el nivel de vida de los demás, aunque sólo sea por el egoísmo de que en ese marco sus inversiones no pierdan valor.
Con respecto a los millonarios pienso igual que con respecto a los intermediarios, que hay pocos!!. Ya sé que la gente se queja de los intermediarios, de lo mucho que ganan, robando al productor y al consumidor, pero yo lo veo de otra manera. Sin intermediarios no habría conexión entre el Productor y el Consumidor. No habría para el Productor un precio ni bajo ni alto , salvo que además de productor fuera su propio vendedor, luego haría de intermediario. Lo mismo para el Consumidor, no habría producto, ni caro ni barato, salvo que él mismo se hiciera productor o llegara hasta el Productor, haciendo de intermediario. El problema de los intermediarios es que tiene un margen de beneficios muy altos, pero eso pasa porque hay pocos, si hubiera más, su margen comercial descendería, hasta proporcionarse al servicio que brindan. Pues con respecto a los acaudalados empresarios o inversores podíamos decir lo mismo, que hay pocos, que para emprender muchos negocios buenos hacer falta una acumulación importante de capital. ¿Qué pasaría si hubiera más? ¿Qué pasa en los negocios en los que no hace falta un importante capital de inicio? Que los emprendores son muchos más y que los beneficios están más ajustados y mejor repartidos. Los grandes beneficios en los negocios van a las empresas que acometen mayores riesgos y proporcionan un producto o servicio muy demandado. Si el negocio es muy conocido, de poco riesgo, o la demanda es baja los beneficios son pocos y muchas veces son pérdidas. Cuando pensamos en los empresarios siempre pensamos en los triunfadores, olvidándonos que apenas en los primeros años fracasan mas del 90%.

Ya lo he dicho antes, para mí el dinero es como la corriente eléctrica o el agua.
Quiero abundar más en esta comparación. Tener dinero es como tener un enchufe a la red eléctrica:

¯ Si eres pobre, tienes una potencia insuficiente, tus bombillas alumbran poco, no puedes enchufar la estufa eléctrica, la tensión es baja (125V) y te cortan el suministro cada poco.
¯ Si eres de clase media tienes un suministro de potencia media, puedes conectar algunos electrodomésticos, la tensión es más alta (250V) y el suministro es algo más fiable.
¯ Si eres rico tienes un suministro de potencia alta, trifásica, la tensión es alta (380V), puedes conectar electrodomésticos potentes, pero también maquinaria potente. En caso de interrupción del suministro te indemnizan.
¯ Si eres multimillonario eres el dueño de la Central Eléctrica, manejas tensiones altísimas (Miles de Voltios), dispones de toda su potencia para ti solito o para poder dar servicio a todos los anteriores,

Comparemos ahora el dinero con el agua. Tener dinero es como disponer de agua:

¯ Si eres pobre, tienes apenas agua para beber (apenas unos litros/día), no puedes regar plantas, no te puedes lavar, tienes que conseguirla de algún manantial contaminado que deja de dar agua cada poco.
¯ Si eres de clase media tienes un suministro de agua municipal (apenas unos m3/mes), puedes beber, bañarte, cocinar, lavar tu ropa, regar algunas plantitas, el suministro es algo más fiable.
¯ Si eres rico tienes un pozo, además de tener todo lo anterior tienes un suministro de agua para tu piscina, regar el césped, y varias fuentes, pero además puedes regar algún campo o vender tus acciones de agua a una industria cercana (muchos m3/hora).
¯ Si eres multimillonario eres el dueño del Embalse o del Trasvase de Ríos, manejas millones de m3/día, dispones de toda ese agua para ti solito o para poder dar servicio a todos los anteriores,

Siguiendo la comparación. ¿Qué pasa si me hago rico de súbito?. ¿Qué pasa si me cambian la corriente de 125V por la de 380V, o por millones de Voltios? ¿Qué pasa si en lugar de tener que manejar 20 m3/mes de agua tengo que gestionar un pantano?. Esta claro que los escenarios son distintos y que los riesgos son muy altos en esa transición. También se puede notar que a medida que tengo más agua o más electricidad de la que necesito parece razonable asumir el compartir y ceder su disfrute a los demás, porque de no hacerlo el agua se pudre y la Central Eléctrica no produce más que gastos.

Todos conocemos casos de millonarios excéntricos y malversadores, pero estos suelen ser los herederos de los que forjaron esos capitales o advenedizos que han llegado a la riqueza de forma súbita y que acabarán destruidos por ella misma.

¿Y la ambición?. No soy ambicioso, pero no desprecio a los que los son. No soy codicioso, pero comprendo a los que los son. Todos juegan su papel, cualquiera que sea la motivación que tengan, mueven el motor de la economía.
¿Es el mundo más pobre hoy que antes?. Depende en términos de que se evalúe, desde el punto de vista monetario es más rico, desde el punto de vista del número de personas que sostiene también es más rico. Desde el punto de vista del reparto de riquezas si hay que decir que es más injusto, por la tremenda diferencia entre pobres y ricos, pero yo en mi candidez, pienso que con ser doloroso e injusto, esa diferencia obra en poder de la Humanidad. Esa polarización de capital es la que ha creado a lo largo de la historia el Progreso de la Humanidad, los dirigentes chinos, después de Deng Xiaoping se han dado cuenta y ahora piensan construir el socialismo desarrollando el capitalismo a toda máquina. Después de todo si hay que compartir algo lo primero es tener ese algo que compartir.
¿Y la moral cristiana?. Ya lo dijo Jesús: “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. No creo que Bill Gates sea mejor ni peor persona que el Papa Benedicto XVI y viceversa, cada cual en su campo de influencia hará lo mejor que sepa. Evidentemente sus errores los sufrimos todos, pero también los inducimos nosotros. Por muy iluminados que estén el uno y el otro tienen que tener alguna sintonía con sus “parroquianos”, que decía mi abuelo para hablar de sus clientes.
Podremos ser muy espirituales, pero también tenemos que comer, dormir, reproducirnos, etc, todo eso cuesta dinero, que por muy material que sea representa lo que los otros esperan de nosotros a cambio de lo que ellos hacen por nosotros.
¿ Todo tiene un precio? Depende de cada uno, de que queramos o no darle un precio a todas y cada una de las cosas. Hay actos o cosas a las que yo no puedo poner precio, pero otros no tendrían ninguna dificultad de hacerlo.
¿El dinero es la medida de todas las cosas?. No para mí, aunque pueda ser así para otros. Desde luego es un patrón de medida lo bastante versátil y universal para pretender medirlo todo, pero también lo es el metro lineal y desde luego no me sirve para medir el amor que siento.
¿ Todo se reduce a un intercambio de dinero?. No, desde luego que no, sería confundir el medio con los fines. He conocido personas cuyo único fin en la vida estaba orientado a ganar dinero, estaban tan enfocados en esto que habían olvidado para qué lo ganaban, su único objetivo era tener más dinero. Esto es una perversión. El dinero es bueno y valioso mientras sirve para intercambiar con los demás. El hecho de ser cuantificable nos permite valorar la importancia de ese intercambio y la satisfacción de la equidad en la transacción. Necesitamos intercambiar con los demás y los demás nos necesitan a nosotros, el dinero sólo da la medida de “cuanto” valoramos lo que nos hacen o lo que les hacemos.
¿ El dinero da la felicidad?. Algunos sarcásticos dicen que no , que la compra. Creo que el dinero como las demás cosas agradables y desagradables que nos pasan no pueden hacernos más felices ni más infelices. Sé que es muy fácil culpar a la situación social, a los políticos, a la débil infraestructura económica, al sistema, al destino de nuestra infelicidad, pero pienso que nuestra felicidad es de nuestra absoluta responsabilidad, de cómo decidimos que nos vamos a sentir. No creo que por ser más pobre se tenga que sentir uno más desgraciado, al contrario, me parece que la infelicidad hace su nido más fácilmente en el corazón insatisfecho de muchos adinerados que nunca tiene bastante. He visto chabolas de gente pobre más alegres y felices que muchas mansiones de gente rica. He conocido más generosidad entre los necesitados que entre los poderosos.