martes, 24 de julio de 2007

Sobre la GUERRA

Esta mañana me levante pensando en lo difícil que es para mí encontrar el camino de la paz, de la paz interior, de la paz con los demás, de la paz en el mundo.
Pensaba sobre lo fácil que es engancharse en el propio dolor o en el de los otros para odiar. Pensaba en cuantas veces he sido víctima de mí mismo y salvador de otros.
Será porque siempre fui delicado de salud, o sobreprotegido por mi madre, el caso es que siempre rehuí la competición (nunca he jugado un partido de fútbol), especialmente la competición que supusiera algún grado de violencia física. Aborreciendo las guerras, me hice pacifista, objetor de conciencia, aunque al final el miedo a la prisión me llevaría a las filas del Ejercito, del cual salí por exclusión médica.
Siempre a favor de los juegos solidarios, en contra de regalar juguetes bélicos a los niños, en contra del sistema basado en el terror armamentístico, contra la guerra fría, la guerra de las Galaxias, la guerra de Vietnam, de Irak...y, sin embargo, la Paz cada vez está más lejos, cuanto más la he perseguido para mí y para los demás, mas y mas se aleja de mi vida.
He aprendido que cuando un problema parece no querer resolverse en una dirección, hay que ensayar la dirección opuesta. Es el cuento de la avispa y la mosca en la botella, la avispa pugna y pugna contra el vidrio en la dirección de la luz y rara vez sale, la mosca también pega contra el vidrio pero al final da la vuelta y emprende otro y otro camino hasta que encuentra la salida.
El camino contrario, en este caso me llevaría necesariamente a aceptar las guerras, la competición y la violencia que nos hacemos. ¿ Qué paradoja que el camino hacia la Paz pase por aceptar todo lo que la destruye?
Está claro que en lo personal la violencia, la competencia, las guerras siempre ofrecen un resultado negativo. En una guerra, aunque haya un vencedor satisfecho, el precio que hay que pagar es tan alto, que ni el mismo vencedor queda exento de pagarlo. En cualquier competencia parece que la suma es cero: La ganancia del vencedor se compensa con la pérdida del perdedor. Pero eso no es todo. Antes me sentía inclinado a pensar que si en lugar de competir los contrincantes se hacían solidarios sólo podrían sumar ventajas para repartir entre ambos, lo cual es verdad, pero tampoco es toda la verdad.
Vamos a hacer como la mosca en la botella, vamos a cambiar la perspectiva. Si lo vemos desde el punto de vista del colectivo, de la tribu, del pueblo de la nación, de la humanidad, de La Vida las cosas se ven distintas. Según nos elevamos desde lo personal a lo colectivo, se empiezan a ver los beneficios de la competencia, su necesidad, incluso de su forma más extrema: la guerra. Puede parecer cínico pero no cabe duda de que la competencia del mercado capitalista contribuye más al desarrollo económico y social que la economía centralizada de forzada solidaridad. Lo que está claro es que la competencia está presente en todas las formas de vida y es un factor necesario de superación y mejora de los seres vivos. Es más, parece que funciona en pareja con la cooperación, de manera que un equilibrio entre competencia-cooperación se hace necesario a todos los seres vivos. Vivir sólo en competencia, la lucha por ser el mejor hace que nuestra vida acabe pronto, pero permite que nuestros genes, nuestros “memes”, nuestras creencias, nuestras ideologías se transmitan mejor que los de la competencia. Vivir solo en cooperación sólo ha sido posible en el experimento social de algunas economías centralizadas, supone que todos han de vivir acorde al mínimo común, repartiendo la miseria, nivelados por la envidia y la pereza, algo que recuerda más a la muerte que a la vida misma.
¿Entonces las guerras sirven a los intereses de la Humanidad, aun a costa de acabar con ella?. Pues sí, así parece. Lo que está más claro es que lo que la competencia nos ayuda a mejorar con cierto sufrimiento, la guerra lo hace de una manera más eficaz, rápida y cruel.
¿Entonces hay que amar la guerra?. Si amamos a los seres humanos como son, con sus virtudes y con sus defectos, desde luego que sí.
A nadie le gusta ver como un tigre devora a un cervatillo, pero si no queremos odiar a los tigres por amor a los cervatillos tenemos que entender que eso es bueno para los dos como especie, depredador-presa evolucionan juntos, y seguramente lo peor que podría pasarle al mundo es que desaparecieran los tigres, malo también para los ciervos, que en ausencia del depredador degenerarían como especie.
Además es evidente para cualquiera que se haya ocupado de saber sobre el origen de las especies, tigres y ciervos provienen de una misma especie de ratón.
El hombre ha acabado con todos sus depredadores naturales, por eso necesita un depredador: el mismo hombre, “El hombre es un lobo para el hombre”, el dicho es muy viejo. Necesitamos, como especie, alguien o algo que nos depure, que nos seleccione, que nos haga mas aptos. Si algún alienígena llegara a la tierra y se convirtiera en nuestro depredador, dejaríamos de guerrear entre nosotros y solo buscaríamos la cooperación para enfrentarnos a nuestro carnicero.
¿Se vé ya el camino de la Paz?.
Estoy seguro que mucha gente bienintencionado, límpios de corazón, pensarán que esto es un ejercicio de irresponsabilidad, de dejación, tratar de enmarcar así el problema de la guerra, y de paso sacudirse de la obligación de “luchar por la paz”. Pero quizás sea así, cada uno lo sabrá en el fondo de su corazón. Para mí, supone un bálsamo a mi dolor el comprender no sólo la inevitabilidad, sino la necesidad de la guerra, supone aceptar el sufrimiento ajeno y comprender que en cualquier momento me tocará a mí pagar ese impuesto y tendré que entregar a mi hijo a las garras de ese tigre.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Miguel:
El terrorismo, las guerras y demas horrores que pasan en el mundo no los puede arreglar ningun gobierno en particular. Solo puede ayudar a cambiarlo cada uno de nosotros, a medida que nos mejoramos a nosotros mismos, trabajando y siendo consciente de las emociones negativas que a veces nos devoran y nos hacen tanto daño, a nosotros y a los demás, como la rabia, el resentimiento, el rencor, la envidia, etc. No es necesario luchar contra nada sino desarrollar el polo contrario de las emociones negativas y el colofón de todo es generar AMOR en todos los casos.
Repito, lo primero es conocerse a si mismo y mejorarse, como decía el sabio de la antiguedad . Y la Dra. Kübler Ross, psiquiatra, también dijo que todos llevamos un HItler y una Teresa de Calcuta en nuestro interior, dependiendo de las circunstancias que vivamos se puede manifestar en nosotros uno u otro.
Y ahí está el meollo de la cuestión, ser conscientes de cómo nos sentimos en cada momento y neutralizar la situación con AMOR, calladamente, no es necesario hacer nada más.
Es cierto, yo aprendi a hacerlo hace bastante tiempo y te puedo asegurar que se pueden producir hasta " milagros" Prueba a hacerlo y ya me dirás.
Si quieres te puedo contar algunos casos en que se produjo el milagro para mí. La gente que no está en este camino dificilmente lo puede entender, asi que yo me callo y sigo caminando.
Y lo mejor de todo es que cuando lleguemos a la masa critica de gente que produce AMOR para el mundo, y encima es gratis, el mundo no le quedará más remedio que cambiar y mejorar.
Veáse el muro de Berlin, yo estoy segura de que se vino abajo a efectos del AMOR, hechos por mucha gente que trabaja en la sombra, no salen en los telediarios y la escritora Marilin Ferguson llamó " La Conspiracion de Acuario", en un libro que escribió en los años 70 u 80.
¿ Y el comunismo del este? Me podrías decir que sí se terminó el comunismo. pero que se cambió por delincuencia, pero no es cierto, lo que pasa que solo nos fijamos en los pocos que hacen ruido y distorsionan a los demás Los pueblos excomunistas están atravesando la adolecencia de su vida social, aprendiendo a comportarse con responsabilidad, como hacen los adolescentes cuando salen de las " garras dictatoriales de sus padres" ¿ tu que crees?
Un fuerte abrazo de Maribel.

Maria dijo...

Fascinante debate el que propones Miguel. Creo que el primer paso que dan los humanos, si lo dan, es la aceptación de la realidad, de lo que no podemos cambiar, o lo inevitable. Entonces pienso que se produce lo que dice Maribel, cada uno, individualmente, encuentra la forma de dejar de "guerrear", que ya es mucho. Si además consigue transmitir afecto... Genial. En el viaje hacia la aceptación del lado negro (o del Hitler como dice Maribel) uno pasa por diferentes etapas, pero finalmente se llega al mismo sitio que otros.
Para mi consiste en observarlo todo, desde una flor hasta una guerra, sin prejuzgar ni juzgar, asumiendo lo que hay. Buscar la forma en que uno puede colaborar con otros, aunque solo sea evitando las pequeñas confrontaciones, controlando los impulsos, manejando las emociones lo mejor que se pueda, y fallando a veces.

Así he encontrado yo la PAZ, una maravillosa sensación que cuesta mantener, que necesita colaboración contínua con uno mismo.

Pero ¿y si viene alguien a quitámela?
¿Extrapolamos a otros humanos, a otras circunstancias?

PS//Os propongo un extracto que ví en El País de un libro de Eduard Punset: Viaje a la Felicidad.
Esta es la dirección:
http://www.elpais.com/articulo/cultura/viaje/felicidad/elpporcul/20051123elpepucul_2/Tes

Miguel Gómez dijo...

Dos meses han pasado desde que escribí este post y ¿coincidencia?, he encontrado en la biblioteca un libro publicado este año que se titula : Sobre la guerra, de Rafael Sánchez Ferlosio. El Sr. Ferlosio, además de famoso novelista y premio Cervantes es un hombre multidisciplinar que navega con ventaja por muy diversas áreas del conocimiento . El libro es un compendio de los trabajos y publicaciones de toda una vida sobre el tema, con una enjundia y profundidad que, al menos a mí, pobre ignorante, me dejan exhausto por su erudición .
Recomiendo mucho leer este libro al que este interesado en el tema.
Quiero señalar aquí algunas de las reflexiones que me ha sugerido su lectura:
El concepto de Humanidad está profundamente relacionado con la Guerra pero no solo como pensamos habitualmente en un solo sentido: Usamos de la Guerra (medio) para la salvación de la Humanidad (fin). El otro sentido sería: Usamos de la Humanidad (medio) para hacer la Guerra (fin). Según Ferlosio la Guerra (o el Guerrero) se justificaría a si misma, lo mismo que hace el terrorista, aunque busque argumentos externos usando como fachada la liberación de los otros, la salvación de la Humanidad, en realidad su violencia solo se justifica desde el circulo de sangre de la propia violencia. Con lo cual volvemos al viejo molino del PERSEGUIDOR-VICTIMA-SALVADOR, es decir, la guerra como un viejo juego de los seres humanos. Una vez te has metido en el papel solo buscaras racionalizaciones, banderas, emociones y cualquier tipo de recursos que estén en tu mano para poder seguir jugando y salir ganador.
Seguiré haciendo comentarios